jueves, 19 de mayo de 2011

¿Pienso en ti?


Pienso en ti.

Antes de cerrar los ojos para dormir, pienso en ti.

Pero antes  he salido  a trabajar como todos los días, he leído el periódico, tomado el metrotren, visitado mi escritorio, y ya en él, acercó tu foto hacia mis ojos, la beso, me digo: antes de dormir pensare en ti. Tecleo. Muchas veces moviendo mis dedos tal como mi abuelita cuando teje bufandas. Confundo el Hay,  el Ahí y el Ay. Me recriminan, bueno, pienso, siempre son las aes con las íes las que me hacen trampa. Esas voces se pierden como el grito de gol de Martín Palermo en la Bombonera durante el clásico con River Plate.

A las diez de la mañana Amalia me invita unos cuantos cigarros, me los fumo, ella igual. El humo viaja más rápido que las nubes, pero no gira ni se parece a nada, o tal vez si se parece a algo: una migración de enfermeras vistas desde un onceavo piso. El cielo se ve cansado, mis ojos se duermen con la pantalla blanca que imita  la blancura de un ángel ¿has visto un ángel?  Antes de dormir me visita uno, antes de que, quizás, piense en ti.

Luego el camino a casa, el retorno, la puerta dura, porfiada, el teléfono, el televisor, todos esos aparatos apagados me siguen, como reclamando mi ausencia. La ducha bella, helada, me digo: pronto se vendrá el pensamiento hacia ti como el vaso y la comida que se objetivizan pidiendo que les beba y embulla y seré un poco feliz. Alguien diría: Guatita llena, corazón contento, más aún, eso si, mientras pienso en ti. Camino, las pantuflas roídas y descascaradas, rasgadas, un poco de algodón cuelga de la punta café. Me lanzo hacia arriba; creo que veo a la luna mayor que a la cordillera que esta entre negra y resplandeciente, o, quizás me lanzo hacia abajo, porque los ojos se me doblan flácidos hacia lo oscuro. Creo que me duermo- se acerca mi cama, desordenada como casi siempre- pensando que mañana si pensare en ti.

Y cuando lo haga, te imaginare en un jardín, sentada en una banca, tus brazos y piernas cruzados, y, en cierto modo, por fin preparada para el adiós definitivo, para el fin. Entonces, esa noche cerrare mis ojos en paz y no reconoceré ningún recuerdo mientras sueño. Otro dirá “pienso…”, en un tono que jamás escuchare. Habrá un reconfortante silencio.

2 comentarios:

  1. lamentablemente no sale quien lo escribio, pero no lo necesito, esto sin duda es obra de un escritor antes apellidado Putsin. Ahora, me parece una forma natural de escribir, es más, da la impresión de que hace un rato lo estas haciendo así, hablar escribiendo. Me parece un buen ejercicio, pero se me cayo al final, por una parte se me pierde la finalidad o el mensaje de la historia.

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  2. jajajajaj. Si lo que paso es que el final, fue lo último que se me ocurrió. Y aunque quizás malito, como casi todo, me dio tranquilidad ponerlo, pues significaba que no esparaba ya pensar en ese alguien y preferia un reconfortante silencio.

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