martes, 29 de noviembre de 2011

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No sé porque pienso que al final sólo existe el leer. Debe ser porque el amor entra por los ojos al igual que las letras de los libros y, en la medida que las historias que se leen son más sugestivas más amor se encuentra. Siendo, eso sí, ya la hora  del espanto, más vale, preguntarse si seguir buscando significará pagar deudas con seres importantes. La verdad; yo no creo en la incertidumbre de la muerte. Ni que es la certeza más imposible. Entiendo que el cuerpo se apaga, cansa, decae, pero aún no entiendo por qué se empeña en resistir.

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