domingo, 14 de agosto de 2011

Pendejadas

Ayer pensaba que, despues de todo, la vida no es una perdida de tiempo y el pasado no es un pasivo que deba desdeñarse si no ha sido satisfactorio. Un deja vú perpetuo, en el cual el sentido del ridiculo y la lógica común no parecen comulgar de manera adecuada, se me presentó. Mis ataques de risa, con mi querido Arturo haciendo acotaciones descaradas pero de una gran exactitud, al parecer quedaron desapercibidos, pero no por eso ocultaron mi enorme desazón de sentirme en un limbo, en un espacio en el que estoy prestado, que me es de gran utilidad practica pero que destruye el espiritu, y que debo escapar de la forma mas rapida posible.
Sin embargo, en algun momento me pregunté si yo estaba equivocado y ellos en la razón, debido a que las caras eran muy serias, y al parecer el asunto era muy relevante. Honestamente, entre mi desazon y los ataques de risa se dio toda la dinamica individual del momento.....al final, lo unico que valió la pena fue el reafirmarme que ese era un espacio de pendejadas, de pelagatos....y que soy mas real visceralista que lo que pensaba........al parecer Arturo estuvo de acuerdo cuando se lo comenté...

2 comentarios:

  1. Si esto es una observación de tu forma de ser personal, sip, eres viceral, te salen las cosas no más.

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  2. mmmmm puede ser, pero es divertido reirse de todo aquello. Nosotros ya no nos impresionamos con las banderas al viento, ni con peleas de niños, ni reclamar por dinero. Aunque debo decir que me impresione en una marcha, aunque entendí que ese no es mi lugar y más bien mi lugar es junto a los burocratas que esperan su jubilación (Argumento sacado del nuevo escritor que entro en mi lista negra, jajajaja- sólo es un juego-) No sé, tengo la leve impresión que buscamos cosas diferentes. Por ejemplo yo quede fascinado con las manos de S y de E.D., y al final, hemos escuchado tantas veces lo mismo de diferentes personas y diferentes lugares, que todavia esperamos a aquel martir que ponga el pecho a las balas y nos impulse a seguirlo como locos. Y ahí me atrevo a decir que no hay nadie dispuesto a morir por nada. Quizás ambos desde ahora. Yo por las manos de S, tú por la leve inspiración de sentirse diferentes, mayores.

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