domingo, 21 de agosto de 2011

Intento


El primer  vaso que cayó en manos mapuches data  de 1553. Nadie sabría contar muy  bien cómo y nadie  sabría decir  si fue antes o después que Valdivia pidiera clemencia  de  forma,  digámoslo, seamos sinceros, mentirosa. Nadie culpa a Lautaro, más bien  juzgamos el poco valor  que tuvo para mantenerse en la senda en la cual  vivió tanto años el ahora insigne, negro y olvidado conquistador. Pero no es Valdivia el tema. Es el primer  vaso que cae en manos de los mapuches, luego que los caballos, lanzas, piedras, arcabuces, espadas chocaron como  en una olla  que cuece sonidos, tal como mi abuelita decía, aquí se van a cocer  habas, durante una tarde de verano mientras me enseñaba a cocinar o eso creíamos ella y yo. Ese  día aprendimos otra  cosa más, así como una tarde o amanecer,  aprendió Aillapichon, un niño de  catorce años, por primera vez (no es que importen las primeras veces, creo que no importan para nada) un vaso. Aaaaah, eso es una falacia, dicen y  resuena un eco por ahí. Digo: bueno  esta bien protestar,  otro más bien me corrige diciendo: no señor,  expresa su derecho a  decir, hablar y ser escuchado, pero adelante compañero,  y el compañero (mío no era o quizás si, si hubiésemos tenido unas cervezas) dice gracias y  se vuelve  a dirigir a mi,  ¿A mi? Lo dudo. Siyo era  quien  estaba  contando la historia en el Seminario “Alumbrados, palurdos  y  las historias que serán historias” llevado  acabo no diré dónde, no porque no quiera recordar, sino para resguardar los cobros de derecho de autor y cualquier  semejanza con la realidad. ¿Por qué es una falacia? Decir aquello es presentar una mirada etnocentrista, que estima mal, irreal, pues  deja entrever el hecho de que los mapuches no tenían  vasos, dice levantado la voz en cada silaba, en cada vocal fuerte. Si es cierto, pero déjeme continuar y vera el misterio del primer  vaso de vidrio que tuvo en sus manos un  antiguo niño ¿Suena mejor? Jajajaja  aplausos generalizados o aplausos imaginados por mi para sentirme un poco mejor. 

Resulta que la duda entre todos los investigadores  yace en saber  cómo llego el vaso de vidrio intacto luego del fragor de una batalla. Algunos, los más osados señalan que  cayó en las manos de Aillapichon por que éste  se había negado a pelear, escondiéndose detrás del frondoso  bosque, otros dicen que  era un amuleto guardado y cuidado por el capellán o cura que  acompaño al gobernante, y por ello, se atreven a deslizar que era un cáliz y no un vaso. Yo me inclino más bien por la primera, pues no todos estamos hechos para las batallas, sean estas de la naturaleza que sean. Así sea como  fuere,  Aillapichon  tuvo un vaso que  escondió de los grandes caciques y espero que el juicio llegara  a su fin. Luego que el cuerpo fue  devorado y lanzado a los perros, Aillapichon siguió de cerca los restos de Valdivia. Al principio aparecieron ciertos  gorriones, loicas y  cuervos que  desgarraron la carne, lanzado los pedazos al aire con su pico, tragando dificultosamente o jugando como si tuvieran en su garganta una fila de hormigas coquetas. Y como el cuerpo se descompone  rápido, algunos  gusanos, cucarachas y moscas acompañaron el festín oscuro y lúgubre. No diremos más al  respecto, sólo que una mosca, seguramente menos glotona, se acercó a dónde  estaba el pequeño y curiosa  y menos hábil se poso en el vaso aletargada, lenta, y Aillapichon ni tonto ni perezoso dio vuelta el vaso y la encerró. Al principio pensó que estaba muerta o moribunda, una mosca sana y en la  vitalidad de su corta vida habría saltado y  golpeado contra el vidrio buscando una salida, pero esta se demoro en  batir sus alas y en juguetear como una tejedora con sus patas delanteras. Aillapichon cerró un ojo para  precisar su visión. Se acercó al vaso y observo que  esta era una mosca española, pero cómo se preguntó, pueden existir moscas del bando contrario, pues siempre pensó que las moscas eran el espíritu bueno o malo, aun no lo sabia, de un antepasado. Pero esta era española. O se  creía española o Aillapichon la imagino española, con casco, espada, arcabuz, y una cruz que formaba con sus patas delanteras, haciendo rogativas, pidiendo, quizás, clemencias al cielo, que era la parte posterior del vaso. Luego se dio cuenta que la mosca, paradojas de la vida, al ser española estaba comiéndose al gobernador o ex gobernador español y que tal vez, ella misma era la gobernadora española de las moscas, que  aprovechando las sin razones de la vida y  de la humanidad en un acto de traición y rebeldía comía a su líder y hermano. Así eran todos los huincas,  asesinos y carroñeros de si mismos. Pero  tal vez todos los seres humanos lo sean de alguna forma, claro que de formas menos bestiales. Y como mi camino es acabar con el enemigo, decidió,  agitar fuerte el vaso, cuidadosamente darlo vuelta  y por fin aplastar con sus pies descalzos a la mosca. Así la sangre no dejara nunca de gritar, incluso la de las moscas muertas,  tema de larga duración pero  que se cuenta hoy con otras estructuras asesinas, espráis,  venenos, matamoscas (que objeto más llamativo se llama para lo que se usa aunque a veces se use para otras cosas) y también sopas, pues  según la canción de cachureos  Mi hipótesis  es que Aillapichon  diez años más tarde  beberá sangre de cordero u oveja en el vaso. Estando medio mareado y muy entretenido en los placeres de la chicha, observo que una mosca se posaba en el vértice,  en el lugar dónde el posaba suavemente sus labios enrojecidos. Enfurecido, con la posibilidad que sus sentidos y  motricidad le pudieron dar,  se agacho lentamente, dio vuelta el vaso, aunque la mosca más rápida salió volando antes de ser cubierta por la chicha que se derramo en el suelo. Cuentan que de ahí viene también el antiguo rito de convidar  parte de las comidas y licores a la tierra. Aunque esa ya es otra historia. Y  ésta seguramente no lo es.  Cuando  termine no hubo aplausos.  Hecho  propio de las exposiciones que sólo son estudios exploratorios. Las fotos del   seminario se publicaron  una semana después  y las  vi facebook. Todos muy intelectuales. La verdad dudo que tenga algún  sentido. Aunque queda todavía por contar que aprendí con mi abuelita un día de verano que se cocían habas.

2 comentarios:

  1. LO MEJOR QUE HAS PUBLICADO EN ESTE ESPACIO...DESDE MI PERSPECTIVA...AUNQUE TIENES QUE COMPRENDER QUE ES SOLO MI OPINION.....

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  2. sabes, concuerdo con Jp, me parece realmente bueno, es algo que leeria en un libro.

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