martes, 23 de agosto de 2011

El Paro

Esa mañana era un poco extraña. Un ruido sordo, proveniente de ningún lugar, despertó a todo el país . Se sabía que esa mañana era de movilizaciones, de paros, de quejas, de pitos y silbidos, de no trabajar o de trabajar a medias, según el lugar que fuera. Sin embargo, nadie contaba con que el paro fuera total. Las olas del mar desaparecieron a partir de las 8 de la mañana, quedando el mar quieto, como una patina de cristal, en la cual solo el ir y venir de los escasos peces que habitan las costas nacionales interrumpían la tranquilidad de tumba que reinaba en el lugar.

El sol tambien se quedó quieto. Algunas olvidadas profecias señalaron que pasó cuando había que combatir a los enemigos de Dios, y no se movió hasta que fueron todos exterminados. Bueno, en este país pasó lo mismo. Nadie supo cuando terminar la protesta, porque el sol se mantuvo quieto y, como no hacía ni frio ni oscurecía, la marcha se prolongó y prolongó, sin que nadie pareciera extrañado de la situacion.

El gobierno aun no sabe que hacer. No es que tenga claro que es lo que hay que hacer, pero temen que el que las olas del mar vuelvan y que el sol se mueva sean parte del petitorio de las masas descontentas. Dicen que los lideres de la movilizacion estan evaluando si exigen o no la vuelta de la noche al territorio nacional

2 comentarios:

  1. jajajajajajajajajajaja. Me adhiero al PARO.

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  2. me pregunto si habremos salido del peso de la noche, y si tal vez, solo tal vez, aún necesitamos que nos gobiernen con palo y biscocho.

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