jueves, 28 de julio de 2011

Una Detective Perdida

Como de costumbre, va un poco atrasado a la cita. Ya nadie se extrañaba de que tarde 15 o 20 minutos mas de la hora acordada en llegar a algún compromiso. Confiado en esa verdad, a esas alturas, irrebatible, se relaja mientra baja la escalera del Metro. Va leyendo un libro que considera su favorito, en el que le encantaría vivir y disfrutar las penas y alegrías de los protagonistas. Sin embargo, hay una mirada que lentamente comienza a distraerlo, a sacarlo de ese mundo ficcionado pero que, con una realidad a ratos atemorizante, esta releyendo por tercera vez. 

Procura ignorar la mirada, pero siente que hay algo que le dice que debe salir del libro y mirar a su alrededor. Con un cierto dejo de fastidio decide mirar alrededor, procurando volver rápidamente a la apasionante lectura. Sin embargo, apenas levanta la vista comprende que no podrá recobrar la serenidad por un buen rato. Ve a la mujer mas bella que ha contemplado mirando absorta su propio libro, comprendiéndolo como un lector, a lo menos, interesante. Se siente un tanto ridículo porque, con algo de egotismo, pensaba que lo miraba a el, pero en realidad ella observaba la portada del libro. A pesar del contratiempo ( comprendamos que es un chico y que, por tanto, esta atento a la proximidad de mujeres guapas) el sostiene la mirada de la desconocida, de la forma mas disimulada posible, decidido a ubicarse lo suficientemente cerca como para quedar en el angulo de visión de ella dentro del vagón del tren. 

Lo realmente insólito vino cuando el tren partió y quedaron sentados uno junto al otro. La mujer procedió a sacar el mismo libro que el venía leyendo y leer exactamente la misma pagina que el había venido leyendo antes de cerrar su texto. Ahí supo que no iba a llegar a la cita, que el había vivido para este momento y que, en realidad, todo podía esperar. Revisó el mapa del Metro, vio que se tenia que bajar en la siguiente estación para llegar a su destino. Sin embargo, se fijó que existían 14 estaciones para llegar al final de la Linea de Metro.....

Un detective nunca deja correr situaciones como estas, menos cuando hay que rastrear a una colega.....

1 comentario:

  1. jajajajajajaj. Pues si, no hay que dejar escapar a aquellas que nos podrian hacer sentir felices un ratito con extrañas aventuras.

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